La consideración actual del Cerro del Castillo de Alange como un destacado poblado de la Edad del Bronce del Suroeste se debe a las intervenciones arqueológicas derivadas del "Plan Especial de Alange" para el salvamento del patrimonio arqueológico damnificado por la construcción de la presa a mediados de los años ochenta del sigio XX. Los trabajos arqueológicos desarrollados desde 1987 permiten defender que sus laderas acogieron una intensa ocupación aterrazada que discurrió a lo largo del II milenio a.C. A lo largo de tan dilatada secuencia, son los estratos del Bronce Antiguo o Pleno del Suroeste -coetáneo, entre otras, a la afamada cultura de El Argar- los que han ofrecido las estructuras arquitectónicas mejor conservadas, como las que pueden verse junto al "Paseo del Bañista".
Estos restos fueron recuperados en 2006 y forma parte de un edificio especializado en el almacenaje y conservación de cereales: un granero. Para solucionar los problemas de habitabilidad ocasionados por la fuerte pendiente de la ladera se optó por construir una imponente terraza a base de bloques de cuarcita y mortero de pizarra, de procedencia local. Sobre ella se asentaron las gruesas paredes del granero y, dentro de él, una plataforma alargada y exenta, destinada a almacenar el grano de trigo, posiblemente en sacos. La información recuperada en la excavación permite también sugerir la existencia de una techumbre vegetal impermeabilizada con barro, sustentada por varios postes de madera que descansarían sobre los soportes de piedra anexos a dicha plataforma.
Además de en la agricultura cerealística, a la que nos remiten las numerosas semillas carbonizadas y los molinos de vaivén encontrados, la economía del poblado se cimentó en una ganadería relativamente diversificada, con el vacuno, ovejas, cabras y porcino como principales cabañas. Las armas recuperadas (puntas de flecha, puñales, alabardas...) nos hablan de un cierto desarrollo de la metalurgia del cobre; en tanto la artesanía textil, la producción de objetos de hueso o la alfareria están tambien sólidamente atestiguadas.
Más difícil resulta la reconstrucción de su organización sociopolitica; pero la entidad de las estructuras arquitectónicas permite pensar en alguna forma de jefatura, sugerida además por ciertas piezas emblemáticas, como una daga con empuñadura y remaches de oro hallada accidentalmente en 1994. Los restos recuperados en Alange constituyen el mejor referente para entender la vida de un poblado del Bronce Antiguo en la baja Extremadura.