En la actualidad se ha perdido la estructura original de la casa, quedando únicamente el gran patio, y algunos restos de columnas y capiteles y un escudo. La casa es de propiedad privada y sólo podemos mirar su exterior e intuir lo que un día fue.
La Casa de la Encomienda es el número 26 y presta su nombre a la calle en la que se encuentra. También se llamó, calle Pública del Rey, siendo citada en los documentos desde inicios del siglo XVI.
A la Encomienda de Alange pertenecían varias propiedades, como un bastimento de vino y otro de cebada, los molinos de Holgado, en el río Guadiana, una venta donde se pagaba el portazgo; también eran propiedad suya otras edificaciones de las Villas de La Zarza y Villagonzalo. La casa se edificó hacia el 1550.
Para su fabricación se utilizó la mampostería, reservándose la cantería, por su escasez, para la puerta de acceso al patio, la escalera y las columnas, así como para las basas y capiteles del corredor bajo. Los arcos del corredor eran de ladrillo y también lo eran los accesos de bastimento de pan y a las almenas. La techumbre se resolvía en sencillos alfarjes en la zona noble y, en el resto de los servicios, se utilizaba la caña junta y la tabla junta. Contaba con diversas dependencias: bodega, salas y saletas, almacén del diezmo de la madera, de la cal, el ladrillo y la teja; caballerizas, cuadras, aposentos y un retrete. Un gran patio ocupaba el espacio central, al que asomaba una galería en la planta alta y un corredor de arcos en cada uno de los frentes de la planta baja.