Aquella liturgia, relacionada con rituales de fertilidad antiquísimos, tenía como lugar de celebración el lugar conocido con el nombre de “Pata del Buey”.
La “Pata del Buey” es el nombre que recibe un promontorio rocoso situado al sur de la población, en el límite del casco urbano, y al cual se accede a través de la carretera que circunda la población por la vertiente meridional. La formación rocosa es un capricho de la naturaleza que hace que una roca pequeña soporte el peso, en un asombroso equilibrio, de una roca de gran tamaño. Esta composición de piedra configura una pequeña cueva o abrigo en cuyo interior la naturaleza también se ha encargado de esculpir formas. Unas formas que después el hombre se ha encargado de asociar o identificar con huellas de animales o personas. Entre todas ellas destaca la de la “Pata del Buey”. Una marca que se asemeja a la huella de un bóvido y que sirve para dar nombre al lugar.
Hace unos años acometimos el estudio del lugar desde un punto de vista etnográfico y antropológico, lo cual nos sirvió para establecer una hipótesis que justificase la celebración de aquel ritual relacionado con el matrimonio. Tanto la descripción del ritual como la interpretación del mismo se presentó en un congreso sobre antropología que se celebró en Cáceres en 1987. Dos años después se publicaron las actas entre las que se encontraba el artículo sobre la “Pata del Buey” y cuyo contenido dejamos a disposición de todos aquellos que lo deseen pinchando tan solo en el enlace que os dejamos en estas mismas líneas.
Fuente: Juan Diego Carmona.
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